Una amiga me dijo hace poco ‘Tú has venido aquí a hacer procesos emocionales, lo demás es un añadido’
Y sí, en gran medida, mi vida va de emociones. De sentirlas, comprenderlas, escribir sobre ellas… a veces, incluso, de ‘ordenarlas’ (no como con quien pretende ordenar, si no dar sentido a una serie de vivencias que si no se me escapan de las manos… así que les pongo nombre, las coloco en un lugar que para mí tiene un propósito, y las llevo conmigo, y llevo conmigo sus aprendizajes). Siempre estoy metida en alguna odisea emocional, en medio de algún proceso, integrando vivencias relativas al sentir que me llevan a un lugar distinto del que vengo y, curiosamente, me acercan más a mí. A quien soy, en realidad. (O, al menos, es como lo percibo yo).
Somos muchas tipos de PAS. Algunas más puramente emocionales. Otras más mentales, a parte de emocionales. Otras físico-emocionales. De hecho, si nos ‘colocamos’ dentro de la división del ser humano de físico, emocional y mental; la mayoría de nosotros seríamos puramente emocionales, o mental-emocionales, o físico-emocionales.
Luego está cómo lo perciben otros desde fuera. Como puede parecerle surrealista a alguien distinto a nosotr@s que nuestra vida vaya de emociones. ¡¿Siempre estás sintiendo, no te cansas?! ¡Deberías disfrutar más y no darle tantas vueltas a las cosas!
La verdad es que mi vida está llena de personas altamente sensibles, ahora mismo (no lo he buscado, tampoco, es algo que se ha dado así), pero recuerdo ese tipo de comentarios con una medio sonrisa… antes de que encontrara un lugar en este mundo, donde poder ser fácilmente yo.
Aún así, a veces pienso en todas las cosas que podría estar haciendo o podría haber hecho si no dedicara una cantidad de energía tan INGENTE a los puñeteros procesos emocionales. Podría estar ganando mucho más dinero. Podría haber hecho más, producido más. Podría haber viajado más, haber salido más de fiesta, haber ‘vivido’ más (eso también, según la idea que cada uno tenga de lo que es la vida). Pero resulta que no, que me dedico (entre muchas otras cosas, claro está), a sentir, pasear y sentir, escribir sobre lo que siento, y convertirme en una versión ‘updated’ de mi misma por lo que he sentido este año o el pasado. Lo que pasó. Y sobre todo, lo que sentí por lo que pasó.
Si te sientes identificado con esto de ‘dedicar tus días a hacer procesos emocionales‘, mientras los demás hacen cosas o viven otro tipo de experiencias, aquí te dejo con una serie de reflexiones para dejar de autofustigarte o cuestionarte a ti mismo por pasarte la vida sintiendo en vez de viviendo la vida loca o produciendo sin más.
Cómo no sentirse mal por priorizar procesos emocionales
Cada uno tiene su camino en esta vida. Tal vez, para algunos de nosotr@s, gran parte del camino vaya de sentir. De vivir las emociones. De experimentar el entusiasmo, la ilusión, el dolor, la pérdida, la desilusión, la nostalgia, la traición. Todos ellos subjetivos. Todos ellos nos construyen.
Pregúntate quien serías sin haber pasado por esta multitud de procesos emocionales intensos. Serías otra persona. Yo no sé quién sería. Por ello, imaginarse una vida sin estos procesos, es bastante ilusorio. Tiene poco sentido. Así pues, es posible que en personas altamente emocionales, el camino hacia el SER, sólo sea, en parte, a través del mundo emocional. Aunque ser y sentir pasen por lugares muy distintos.
Pregúntate si todas esas cosas que habrías podido hacer si no dedicaras tanto tiempo a tus emociones, te hubieran convertido en una versión más cercana o más alejada de ti.
Pregúntate si el lugar que ocupas en este mundo, y la gente de la que estás rodeado, sería el mismo o si estaría más o menos alineado contigo si no fueras emocional.
Y ahora, ¡manos a la obra!
Si te preocupa la cantidad de energía o tiempo dedicada al sentir, pregúntate cómo puedes convertir este sentir en algo TANGIBLE, MATERIAL.
Puedes materializar los resultados de tus procesos:
En tu forma de relacionarte con la gente
En tu forma de criar a tus hijos
En obras de arte
En un trabajo donde las emociones sean valoradas
En un trabajo donde las emociones sean uno de sus ejes
¿Y tú, te sientes mal a veces por priorizar el sentir? ¿Cómo vives el ser una persona altamente emocional¿ ¿Qué cabido y peso tienen las emociones en tu vida?
Te espero en los comentarios 🙂
Un fuerte abrazo,
Clara